Camaleones políticos: se visten de luchadores sociales, roban el crédito y asumen cargos públicos

"Es un talento", consideran algunos, la capacidad de simular ser algo que no se es, simular agrado en algo con lo que no se está feliz, pintarse de luchadores sociales, robarse el crédito de otros, las palabras y el esfuerzo de otros para apropiartelo y asumir un cargo público, esos son los camaleones políticos.



El primer principio del camaleón es haber nacido en una cuna de plata u oro, sin rechazo, falta de oportunidades o hambre, sin pasar penurias, sin ser rechazado por el sistema: ser la excepción dentro de un sistema exclusivista.

El segundo paso del camaleón es: no comprender la realidad alterna. Esto significa: no vivir la realidad alterna, lo cual es esencial para que el individuo conozca la vida extraña, la vida fuera de lujos.

El tercer paso que consolida a todos los camaleones es, después de todo lo anterior, es formar parte de un grupo, un grupo que excluye o integra según su conveniencia.

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Camaleones políticos

Existen muchas variedades de camaleonazgo político, aunque el humano es un ser muchas veces mimético, por lo que lo verdaderamente preocupante no yace solo en copiar y pegar las consignas, sin razonarlas. Lo preocupante no es razonarlas, lo preocupante es simularlas: encontrar en la apariencia la totalidad del significado.

Hipocresía efectiva

¿Qué pasa cuando una persona encuentra en la simulación la clave para continuar evolucionando económicamente o progresando en la sociedad? Sin duda, vemos consolidada la hipocresía efectiva.

En la religión, los cristianos le han llamado fariseos, y en la política se tilda a todos por igual, pero no, en realidad somos víctimas de nuestra mirada, de la voz humana, y de actos banales como la mención honorífica de los medios de comunicación.

Camaleonazgo colectivo en partidos políticos

Mientras vemos como se congratula a ciertas figuras, vemos al mismo tiempo como se opacan a muchos otros colaboradores también del equipo. Así funciona el camaleonazgo, y existe una colectivización de esto en los partidos políticos, cuando asumen posturas que se basan más en la elección que en la razón.



A veces ciertos partidos llegan a acuerdos en los que se le comienza atribuir el esfuerzo a una sola persona. Se termina por reducir la promoción del proyecto en sí, y se vuelve más importante hablar del personaje político.

Esto acarrea grandes problemas, como la simulación de que un proyecto es efectivo, cuando es muy posible que ni siquiera sea conocido por la población, y solo se ha presentado como un logro.

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